miércoles, 22 de julio de 2009
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Si Dios fuera patata brava, sería una brava del barcelonés Bar Tomás, el Templo de las Bravas. Visitar el número 49 de la calle Major de Sarrià es una experiencia mística. Y este mítico bar ya tiene un libro que revela (casi) todos sus secretos.
Las bravas del Tomás hay que canonizarlas. Hemos de enviar una delegación al Vaticano y pedir la santificación de Tomás Bravero, patrón de los estudiantes braveros. Jordi Sants.
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